Mi hermana del alma, sincera y sin pelos en la lengua como decÃa nuestra madre. Atenta, colaboradora y siempre dispuesta a servir. Cada dÃa caminaba un milla mas, dando compañÃa y ayuda en su hogar, familia o todo aquel que lo necesitara.
Su amor era tan grande que se ha quedado latente y permanecerá para siempre. Era muy generosa en las reuniones, llevaba una sonrisa de esperanza y regalos. Siempre estaba estusiasta, por lo que nunca la escuché decir no cuando se programaba una reunión familiar.
Hoy no es un dÃa más en nuestras vidas, es el tiempo de estar unidos más que nunca. Ella era como un rompecabezas donde se encajaban perfectamente todas las piezas.
Gracias a Dios por permitirnos compartir con nuestra hermana momentos de clama, tormentas, sonrisas y aun lágrimas.
Quiero destacar, que aunque, aparentemente estoy viviendo muy lejos, estábamos mas cerca que nunca, ya que se disponÃa de todo corazon, mente y alma para recibir la reflexión diaria. Sumado a esto, en las comunicaciones por teléfono, orabamos.
Ahora no esta su cuerpo, sin embargo, seguirá viviendo para siempre en nuestras mentes y corazones. Estoy segura que esta en un lugar especial donde fueron abiertas las puertas que la llevan a las calles de oro, rodeada de angeles, luces y aplausos. Hoy esta llena de paz al lado de Cristo.
Y aunque esta lejos, para nosotros es difÃcil entender lo que no vemos. Hoy estamos para multiplicar el amor y la paz, razón por la que debemos dar gracias: tenemos familia y vida. La muerte no es el final de la travesÃa.
Te amo hermana.