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Historias de una maestra

Cada momento aprendido es una oportunidad para interiorizar y para estar atenta a reaprender de la convivencia con padres, niños, niñas, compañeros y la misma comunidad, donde cada uno de ellos tiene el poder de dejar huella.


Siempre es importante ser para dejarnos enseñar de aquellas personitas que llegan a nuestras vidas para brindarle un cuidado calificado. En este encuentro, tanto los pequeños como la docente tienen expectativas.


Cuando estamos con ellos, debemos estar atentos a sus características, de acuerdo con su edad y desarrollo integral, razón por la cual, debemos prepararnos y dar lo mejor que tenemos, siempre caminando una milla más, seguros de que nunca pasaremos desapercibidos por lo todo lo que hemos brindado a las personas que han pasado y pasarán.


Encontrar la manera de llenar vacios, es una tarea fundamental, trayendo alegrías a cada una de esas personitas que es un mundo lleno de maravillas y sorpresas, entendiendo que no son tablas rasas, ya que viene con una cantidad de aprendizajes de casa, de su entorno, los cuales deben ser fortaleció o reprendidos, siempre con gran amor.


Las personas que estamos encargadas de acompañar procesos en la primera infancia, debemos estar muy bien preparadas, teniendo en cuenta que los niños son esponjitas. La profesión de maestro-docente debe ser como el del médico, ya que ayuda a otros a salvar y dar esperanza, desde lo más profundo de sus almas.


Por esto, observar y encontrar en sus corazones deseos de compartir, soñar, bailar, escuchar y hablar con estas personitas bellas que están en nuestras manos.

🥰CON AMOR, la profe abuela.

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